No podemos hablar de cocina guatemalteca sin hablar antes del maíz. El maíz desde tiempos prehispánicos es la base de la cocina no sólo guatemalteca sino de la cocina mesoamericana. Podemos decir que México y Guatemala son los países originarios del maíz, el cual se cultiva profusamente gracias al clima templado que gozan. No así los países andinos, los cuales por la altura y el clima cultivan y se inclinan por la papa o patata. Los conquistadores pronto aprendieron a emplear el maíz y consumirlo, junto con el chocolate, aficionándose bastante a esta bebida. En la cocina guatemalteca podemos distinguir los platillos “de diario”, o sea la cocina típica, criolla o como quiera llamarse, y por otra parte la cocina de tradición, la cual contiene las recetas destinadas para las diferentes celebraciones, religiosas o no, que se dan a lo largo del año.
En general, la cocina guatemalteca emplea géneros e ingredientes muy variados.
Teniendo Guatemala un clima “primaveral” todo el año, la producción de maíz y diversas hortalizas es amplia, siendo fácil conseguirlos todo el tiempo. El maíz, siendo como principal ingrediente se consume de diversas maneras, como las tortillas, los tamales en toda la variedad existente y atoles.
Cuando el maíz se consume fresco, como una hortaliza, o sea tierno, se denomina “elote” y es equivalente al choclo y humita de otros países latinoamericanos.
El atol de elote es un puré de granos de este cereal tierno cocidos en leche con azúcar y vainilla.
Los tamales se consumen como platillo de tradición, para los sábados y algunas fiestas. Lo hay colorados, cuya base de sabor es el tomate y el achiote, negros, a los cuales se les agrega chocolate y tienden a ser dulzones. Los tamales de cambray son totalmente dulces, azucarados y contienen pasas y almendras. También entran dentro de este grupo los “chuchitos” que son tamales de sólo maíz (sin arroz) con carne y más bien resecos si se comparan con los otros. Otros tamales son los “tamales de viaje”, los de loroco, los de chipilín y los de elote, sin dejar fuera los “paches quetzaltecos”, que son tamales con papa.
Con el maíz también se elaboran las tortillas, las cuales son discos de masa, de diferentes grosores que se asan en un comal de barro con fuego de leña. Sirven para acompañar las diversas comidas, o para emplearlas como base para las enchiladas, las dobladas, las chilaquilas y los tacos. Esto puede sonar mucho a México, pero no hay que olvidar que ambas cocinas, la mexicana y la guatemalteca vienen de un mismo origen.
Los frijoles también son básicos en la comida de los guatemaltecos. Las variedades más empleadas son los negros, los colorados y los blancos. Los negros, que son los más habituales, se pueden consumir en sopa, como frijoles “parados” o sea enteros y caldosos, colados (en puré no muy espeso), volteados (un puré más espeso que se logra a base de freírlos en manteca de cerdo), o endulzados para rellenitos de plátano, que es uno de los postres típicos más apreciados.
También dentro de la cocina de diario, podemos encontrar el uso del arroz, que es habitual con pollo, cerdo, en sopa o simplemente como guarnición.
Dentro de las verduras encontramos alcachofas, berenjenas, güicoyes (calabaza o zapallo) que pueden ser tiernos o sazones (maduros), camotes (batata), papas, güisquiles (chayotes), hongos, tomates, miltomates, yuca, zanahorias, etc, los cuales pueden ser componentes de algunas recetas o si no como simples acompañamientos.
Los animales más utilizados dentro de la cocina guatemalteca son la res, cerdo, venado, conejo, gallina, chompipe (pavo) y pato.
En los postres guatemaltecos se encuentra mucha influencia de la dulcería española de convento. En Guatemala es desconocida prácticamente la cajeta mexicana, así como también el manjar de campo y el arequipe de América del Sur.
Los dulces típicos más tradicionales son las “Canillas de leche”, los “Colochos(rizos) de guayaba perulera”, el dulce de camote, las “Tartaritas” de manjar, coco o piña, los bocadillos de coco quemado, los dulces de ajonjolí, los de pepitoria, los higos y naranjas cristalizados, los dulces de azúcar de colación, el dulce de Chilacayote, el de ayote y la torta de güicoy (todos provenientes de diversos tipos de calabaza), los mazapanes, las bolitas de tamarindo, los mazapanes amatitlanecos, los encanelados, las cocadas blancas y tostadas, los coyoles, la melcocha (arropía), las manzanillas en dulce, los nances y jocotes en miel, el alboroto, las paciencias, el piedrín quiebradientes y las bolitas de miel blanca de abeja, las bolitas de morro, el algodón de azúcar, las polvorosas, las espumillas y el turrón de ángeles.