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En la actualidad es comun encontrarnos con personas, que aunque sienten que se les
dedica suficiente tiempo a sus relaciones interpersonales, tienen la percepcion de que
estas no llenan sus expectativas.
Esto podría estar motivado por la falta de interés, el trato superficial o ambos en algunas ocasiones, por parte de algunas personas con las que se comparte, para corresponder de igual manera a la relación. Es decir entran en juego los factores cantidad y calidad.
En otras ocasiones en los cuales todas las personas involucradas sienten que se interesan lo suficiente por sus relaciones interpersonales, a su entender no las consideran superficiales y aun así continúan sintiendo que no les satisfacen.
A pesar de esto, si les preguntamos, difícilmente podrían explicarnos porque se sienten de esta manera. Es decir, en algunos casos, las metas no están claras en cuanto a que es lo que se desea obtener del intercambio que ocurre en cualquier relación del tipo interpersonal.
Si evaluamos la posición que adoptamos con respecto a nuestro comportamiento para con los demás, podremos darnos cuenta de que en la mayoría de los casos no obramos en armonía con lo que esperamos recibir a cambio, pero de todas maneras consideramos que merecemos obtenerlo.
Al llegar a este punto sería conveniente preguntarnos que falta entonces para que nuestras relaciones puedan ser realmente satisfactorias. Para responder a esta pregunta es necesario ver la situación desde otro ángulo; el de los sentimientos.
Podemos entonces darnos cuenta que si bien nuestras relaciones no son superficiales, podrían beneficiarse de un poco más de profundidad. Esto es, al compartir con otra persona, interesarnos no solo por los eventos ocurridos, sino también por como le hicieron sentir los mismos; y tomar en consideración que la percepción de la realidad de cada persona está directamente relacionada con su estado anímico. De esta manera se facilita el poder comprender lo que el otro siente y así ser capaces de compartir realmente a un nivel más humano.
Una vez alcanzado este nivel de comprensión, es fácil darse cuenta que para llenar nuestras expectativas con respecto a nuestras relaciones interpersonales, es necesario compartir lo que llevamos dentro para podernos dar a conocer mejor, ser más fácilmente comprendidos y estimular a los otros a correspondernos. Es importante recordar que la forma más fácil de recibir lo que deseamos es otorgándolo nosotros primero.
Comienza entonces un proceso de ajuste en el cual nos volvemos más conscientes del papel que jugamos en nuestras relaciones interpersonales y nos motivamos a mejorarlas. Sentimos la necesidad de escuchar más atentamente a los demás, a interesarnos por sus sentimientos, su percepción emocional de los hechos e, idealmente, de sus motivaciones.
Tenemos ahora en nuestro haber alguna información que puede servirnos para mejorar nuestras relaciones, como aprovecharla es algo que cada quien puede aprender por su cuenta mediante la práctica.
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