Debémos estar concientes de que las Bienaventuranzas no alientan ni promueven el sufrimiento. Jesús consuela a los que sufren, intentando que
recuerden el pacto que hicieron con Dios antes de venir al mundo, para recibir
todo lo malo que les llegara y sufrirlo por el bien de la Humanidad, en colaboración con el Plan Divino.
Por eso, al final de las Bienaventuranzas termina diciendo:
Mateo 5, 12 “ Alégrense y llénense de júbilo, porque les espera una gran recompensa en el cielo. Así también persiguieron a los profetas que los precedieron a ustedes.”
Los profetas, estaban despiertos y concientes de su misión, asi como lo estuvieron también, los Santos.
Gracias chiqui_a por tus hermosos trabajos,
Un abrazo,
Gilda.