Los creativos culturales
La revolución silenciosa de los movimientos alternativos.
Por Alberto D. Fraile Oliver.
El concepto “creativo cultural” fue acuñado hace algunos años por el sociólogo Paul H. Ray y la psicóloga Sherry Ruth Anderson en el libro “Creativos culturales”. En este libro afirman que se ha activado una revolución silenciosa resultante de la convergencia de movimientos “alternativos”. Según el estudio que apoya el libro y el “Eurobarómetro”, el 24% de los miembros de las sociedades modernas han adoptado una forma de ser y de pensar que no se corresponde con el modelo occidental supuestamente vigente, el basado entre otras cosas en el individualismo, el consumo, la búsqueda del éxito y el dinero.
Los “creativos culturales” son el germen de una profunda modificación de la sociedad. Aborrecen la violencia en todas sus formas, ejercen menos presión sobre el medioambiente y están más abiertos a entender a otros y a cooperar con ellos. Sus estilos de vida son más sencillos, no porque tengan menos dinero sino por su preferencia intrínseca por la simplicidad y la autenticidad. Todo esto significa que los creativos, más que los modernos, podrían vivir en el planeta sin alentar el terrorismo ni la guerra, sin crear conflictos culturales o religiosos y sin provocar la escasez de recursos ni la degradación medioambiental.
Amor a la naturaleza
El rasgo más característico de los “creativos culturales” es la sensibilidad hacia la naturaleza y la preocupación por el futuro del planeta. No se trata de ser ecologista en el sentido militante del término, pero sí de considerar que uno de los principales desafíos presentes y futuros consiste en la protección y la conservación del medio ambiente.
Estas personas conceden una importancia primordial a las relaciones interpersonales, por encima de planteamientos grupales o colectivos. El crecimiento personal, la inteligencia emocional, el valor de la empatía y de la asertividad, el desarrollo espiritual y psicológico se imponen para ellos sobre otros valores, especialmente sobre los de índole material.
Los creativos culturales buscan la mejora personal, pero no son individualistas. Rechazan toda violencia y abuso en cualquier lugar del mundo. En ese sentido fomentan y apoyan las causas solidarias, en especial cuando van dirigidas a las colectividades y grupos más débiles. Se implican activamente en la transformación de la sociedad, pero lo hacen menos mediante la participación política tradicional que a través de fórmulas como el voluntariado, la cooperación o la vinculación a ONGs.
Ervin Laszlo, presidente del Club Budapest, en su libro “Tú puedes cambiar el mundo” (Ed. Nowtilus), hace referencia a los “creativos culturales” y los compara con la tendencia imperante, los “modernos”.
¿Quiénes son los modernos?
Los modernos aspiran a:
•Ascender por la escalera el éxito con pasos medidos.
•Hacer o tener mucho dinero.
•Tener un buen aspecto y seguir la última moda.
•Que los medios de comunicación los entretengan.
Están convencidos de que:
•El cuerpo es como una máquina.
•Las grandes empresas o los grandes gobiernos tienen el control y ellos saben qué es lo más conveniente.
•Lo más grande es lo mejor.
•Lo que vale es lo que se puede medir.
•Analizar las cosas punto por punto es la mejor forma de solucionar un problema.
•La eficiencia y la rapidez son las prioridades fundamentales: el tiempo es dinero.
•La vida puede compartimentarse en esferas separadas: trabajo, familia, socialización, sexualidad, educación, política y religión.
•Preocuparse por las dimensiones profundas y espirituales de la vida es superfluo e irrelevante para el negocio real de la vida.
El surgimiento de los creativos culturales.
•Los creativos culturales compran más libros y revistas que los modernos, escuchan más la radio, preferentemente noticias y música clásica, y ven menos televisión.
•Son consumistas empedernidos de arte y cultura, acostumbrados a involucrarse en estos asuntos ya sea como aficionados o como profesionales.
•Los creativos quieren conocer la historia completa de cualquier cosa que caiga en sus manos, desde las cajas de cereales hasta los artículos de las revistas. No les gustan las descripciones de productos o los anuncios que sean superficiales, quieren saber cómo se originan las cosas, cómo se han elaborado, quién las hizo y qué pasará con ellas cuando ya no sirvan.
•Los creativos culturales desean bienes y servicios reales. Han liberado la rebelión contra los productos que consideran falsificaciones, imitaciones, desechables, estándar o simplemente de moda.
•Los creativos no compran por impulso sino que investigan lo que consumen, leen las etiquetas y se aseguran de que obtienen lo que quieren; no se limitan a comprar los últimos artilugios e innovaciones que salen al mercado.
•Los creativos culturales son consumidores de experiencias intensas, instructivas o vivificadoras como talleres de fin de semana, reuniones espirituales, actos de crecimiento personal y vacaciones experimentales.
•Los creativos culturales desean que sus casas mantengan el equilibrio ecológico tanto como sea posible, evitan la exhibición de su estatus y quieren que su hogar esté lleno de rincones y huecos interesantes; les gusta trabajar en casa.
•La amenaza más común entre los creativos es su “holismo”, mostrado en su preferencia por los alimentos completamente naturales, el cuidado holístico de su salud, el sistema completo de información y en su equilibrio holístico entre el trabajo, el descanso, el consumo y el crecimiento interior.
•Y, en lo relativo a los productos materiales, los creativos culturales prefieren aquellos que sean eficientes y ecológicos, como un combustible eficiente o un coche que sea relativamente no contaminante, y que también pueda reciclarse.
Los creativos se consideran a sí mismos sintetizadores y curanderos, no sólo de forma personal sino también para su comunidad, en el plano nacional e incluso en el global. Aspiran a lograr un cambio en los valores personales y en el comportamiento público que modifique la cultura dominante y supere el mundo mecanizado y fragmentado de los modernos.