Libertad!... Esta palabra tan traída y llevada en estos tiempos.
¡Quiero ser libre! ¡Debemos ser libres! Pero, ¿acaso sabemos lo que es libertad y lo que significa ser libres?...
¡Cuándo podré ser libre! Suspira el adolescente. Dadnos pan y libertad, reclama el proletario y para conquistar y defender esta libertad está dispuesto a luchar y hasta dar su vida.
Cuando el hombre quiere castigar a sus semejantes, les priva de la libertad. Pero para muchos, ¿qué es libertad, sino únicamente la liberación de toda sujeción, la posibilidad que se brinda de hacer cualquier cosa, donde sea, cuando sea y como sea?...
Esto es sólo una caricatura de la verdadera "libertad".
Ser auténticamente libre, supone, además de la ausencia de todas las sujeciones físicas, un total despego de sí mismos a cambio de un "apego superior".
Hay que conquistar la propia libertad. La libertad humana, como todo lo humano, es siempre limitada. Sólo puede desenvolverse plenamente en lo sobrenatural. Sólo Dios es enteramente libre.
La mayoría de los hombres, creen que lo son, cuando pueden decir: "hago lo que me viene en gana". Es decir: no llevo esposas en las manos, no me ata ninguna sujeción física, puedo satisfacer todos mis impulsos, mis instintos, nadie ni nada, me lo impiden.
Esta libertad, es la del animal salvaje, pero no la del hombre, y menos la de un cristiano que se precie de serlo.
Aunque estés tendido en un lecho completamente paralizado, o te encuentres prisionero en el interior de una celda, condenado de por vida, si quieres, puedes permanecer libre.
Tu libertad de hombre, no está a nivel de tu cuerpo, sino a la de tu espíritu.
Humanamente, no eres libre, en tanto en cuanto, no hayas construido en ti, al hombre de a pie, sometiendo a tu espíritu, tu cuerpo, tu sensibilidad, tu imaginación.
El globo "cautivo" no es libre de volar si un sólo hilo, lo mantiene sujeto.
La barca, no puede bogar si una sola amarra la ata a la orilla.
Ser libre, no es ser "diferente".
Es natural que disfrutes, sientas, te alegres con las cosas que te agradan, y pruebes ante los hombres... pero es preciso que todas las atracciones, goces, o triunfos así como las contrariedades o sufrimientos, no nublen tu corazón en la elección del camino a seguir.
La libertad, en definitiva o al menos a mi juicio, es la posibilidad que tienes, una vez "despegado" y señor de ti, de escoger y seguir siempre sin error y sin pasos en falso, el camino del bien.
¡LIBERTAD!...Si así, la entendemos esta palabra tan traída y llevada, en nuestra vida, creo será de verdad un buen símbolo y una gran ayuda para ser ¡libres!...¿