EL DIA QUE ME DEJASTES
El día que me dejaste, con negra seda cubrí los espejos y a media luz dejé oscilar la llama de mis velas, en mi alma se instaló el crepúsculo, y sobre mí, como un diluvio, calló la tristeza.
Luego, pensé en la levedad de la vida, y en los duelos ineludibles que esta nos lega, y culpable me sentí, por vivir condoliéndome cual trágica plañidera, por un amor, que ya sofocado, había pasado a engrosar el libro de las leyendas.
Así que, descorrí las cortinas de las ventanas de mi pena y el sol penetró por mi piel, hasta alcanzar con sus rayos mis frígidas venas, entibiando mi sangre hasta tornarla vivaz y ligera.
En mis labios se reanudó la sonrisa, que con tu adiós, quedó del dolor prisionera, y al mirarme a los espejos, ya sin su luto de seda, en mi mirada vislumbré la sombra; de una esperanzadora promesa.
©Trini Reina
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