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De: flashstar (Mensaje original) |
Enviado: 13/03/2012 19:51 |
Pertenezco al muy jurásico parque de aquellos que jamás
usan tacos. Cómo será la cosa que, por no decir, no digo ni «culo», lo
que es una exageración e incluso una cursilada. En mi descargo añadiré
que no lo hago por educación ni por ética, sino, simplemente, por
cuestiones estéticas y prácticas. La razón estética tiene que ver con lo
que a uno le va y lo que no, como los colores, que hay a quien le
sienta bien un color y fatal otro. Hay –o, mejor dicho, había, porque
ahora todo el mundo habla igual– gente a la que le queda bien decir
tacos y otra a la que no. Así hay personas a las que ser malhabladas les
da un cierto color y gracejo mientras que a otras, entre las que me
cuento, las hace parecer extemporáneas y, por supuesto, vulgares. Por
eso, aunque yo no las uso, no reniego de las palabrotas, sólo de su
sobredosis. Y esto empata directamente con la segunda razón por la que
les contaba que jamás digo palabrotas, la razón práctica. Pienso que
para un escritor es letal ser malhablado. Para un escritor y para
cualquiera que desee expresarse de la manera más eficaz posible. Porque,
para mí, el problema de hablar a base de tacos no tiene tanto que ver
con la vulgaridad, sino con el empobrecimiento del lenguaje. Es evidente
que, si decimos, por ejemplo, que fulano es gilipollas, dicho término
oculta un montón de significados posibles. ¿Cómo es en realidad fulano?
Tal vez sea necio, pero quizá también pueda ser cosas tan diferentes
entre sí como ingenuo, tramposo, imprudente, temeroso, torpe, arrojado.
Incluso puede que sea un cantamañanas, un fatuo o vaya usted a saber si
incluso un cornudo. Caben las más variopintas posibilidades, igual que
cuando, por ejemplo, en la calle y después de un atraco, un reportero le
pide a alguien que describa lo que vio. La mayoría de las veces el
individuo en cuestión dice que «fue la leche» y, cuando le insisten para
que se explique mejor, añade que «fue la hostia» y de ahí no hay quién
lo saque, de modo que uno se queda sin saber qué demonios pasó. Los
tacos y las palabrotas tienen su función en el lenguaje, porque
psicológicamente sirven bien para desahogarse, bien para expresar un
estado de ánimo. El problema es que, inconscientemente, uno cree que al
calificar algo como si fuera «la leche» transmite la misma sensación que
le produce estar viéndolo (miedo, asombro, perplejidad, terror). Pero
no se transmiten sensaciones a menos que se transmita también
información. Quien escucha ni siquiera sabe de qué se está hablando si
el testigo no es capaz de describir lo que ve. Y los tacos no describen.
Sobre todo porque, de tanto usarlos, ya no significan absolutamente
nada. Por eso creo que sería interesante que en los colegios propusieran
a los chicos un juego. O a lo mejor también lo podríamos hacer en casa.
Proponerles que describan una situación o una sensación sin emplear ni
una sola palabrota. La idea no es mía, sino de un amigo divorciado que
de pronto se dio cuenta de que sus conversaciones con su hijo
adolescente, los días que les tocaba encontrarse, consistían en un
monólogo. En un monólogo (el suyo) salpimentado aquí y allá por
monosílabos y tacos (los de su retoño). Para motivar al chico, mi amigo
se decidió por una estrategia mercenaria. Ofreció pagarle un dinero
equis a cambio de que la criatura (quince adorables y autistas abriles)
le describiera, sin utilizar tacos ni repeticiones, lo que había hecho
durante el día. E hizo mucho hincapié en el verbo, porque `describir´
entraña la búsqueda de la palabra adecuada, del matiz que mejor retrate
una situación o una sensación. El resultado de su experimento fue no
sólo que su hijo ahora usa menos palabrotas que antes, sino que la
relación entre ambos se ha fortalecido. Y es que lo mágico de la palabra
es que tiende puentes. Porque, aunque decirlo parezca una perogrullada,
la palabra se inventó para comunicarse, para acercar a las personas y
crear empatía. En el principio fue la palabra, se dice siempre, y no es
ninguna metáfora. A partir de ahí se crea todo un mundo. El que más nos
importa, el de los afectos.
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De: MYRYS |
Enviado: 13/03/2012 23:41 |
MUY BUENA EXPERIENCIA!AUNQ' CAMBIARIA EL ESTIMULO,POR OTRO INTERES,PORQ' TAMBIEN ESO DE PAGAR PARA Q' SE HABLE BIEN...
COMO SERA CON LOS QUE NO LO RECOMPENSAN DE ESA MANERA?...
ME LO QUEDO DE TAREA...GRACIAS!! |
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