Podología: la ciencia del cuidado de los pies
|
|
Nuestras rutinas diarias pueden causar dolores, hinchazón, juanetes y callosidades en nuestros pies; por suerte, existe una alternativa otorgarles el cuidado que requieren y prevenir estos problemas: la podología.
|
Tomando en cuenta que durante todo el día nuestros pies se encuentran en constante trabajo, preocuparnos de su salud es un asunto sumamente importante. Nuestras rutinas diarias y el calzado que ocupamos pueden causar dolores, hinchazón, juanetes y callosidades en nuestros pies; por suerte, existe una alternativa para otorgarles el cuidado que requieren y prevenir estos problemas: la podología.
La podología es “el tratamiento de alteraciones ungueales o cutáneas que afectan uno o ambos pies, por causas externas o propias de cada paciente, donde el podólogo no puede realizar ningún tipo de tratamiento invasivo o quirúrgico, ni tampoco recetar medicamentos.”
La podología, a diferencia de lo que se cree tradicionalmente, no sólo se ocupa del tratamiento de problemas de uñas, durezas u hongos, también se ocupa de malformaciones, como pies planos y problemas de circulación de la sangre, afecciones a la piel e infecciones. Su funcionalidad es la de prevenir y tratar una gran gama de enfermedades que afectan a los pies y que no requieran de un médico.
“Con la podología se pueden tratar alteraciones cutáneas como callos o durezas, ojos de gallo, fisuras y resequedad de la piel, deformidades de los dedos, deformidades del pie en general, alteraciones ungueales, como uñas deformes, tratamientos de uñas encarnadas, uñas gruesas, entre muchos otros”, especifica la especialista.
El tratamiento podológico comienza con la inspección de ambos pies en búsqueda de problemas; luego, se realiza una limpieza con suero fisiológico y se tratan las uñas. En caso de encontrarse callos, éstos se pulen no eliminándolos en su totalidad, pues de hecho existen para proteger al pie de algún tipo de presión o roce, como zapatos ajustados o de taco muy alto. Finalmente, se realiza un masaje en los pies, utilizando cremas hidratantes, vaselina o aceites de aromaterapia.
“El tratamiento podológico no debe causar ningún tipo de sangramiento ni dolor; todo lo contrario, éste debe causar seguridad, higiene, confort y relajación a nuestro paciente”, señala la podóloga. Además, siempre debe realizarse con material estéril.
Es muy importante que previamente a comenzar un tratamiento con el paciente, éste le informe al podólogo respecto a enfermedades como diabetes e hipertensión, o si posee prótesis metálicas en las extremidades inferiores o en el corazón. Estas condiciones pueden impedir que una persona sea tratada a través de este método, pues puede resultar perjudicial para su salud.