El celular y la literatura
El celular de Hansel y Gretel
blogacine.com
Anoche
le contaba a la niña un cuento infantil muy famoso, Hansel y Gretel. En
el momento más tenebroso de la aventura los niños descubren que unos
pájaros se han comido las estratégicas bolitas de pan para regresar a
casa. Hansel y Gretel se descubren solos en el bosque, perdidos, y
comienza a anochecer. Mi hija me dice justo en ese punto:
'No importa. Que lo llamen al papá por el móvil'.
Yo
entonces pensé, por primera vez, que mi hija no tiene una noción de la
vida ajena a la telefonía inalámbrica. Al mismo tiempo descubrí qué
espantosa resultaría la literatura si el teléfono móvil hubiera
existido siempre. Cuántas tramas hubieran muerto antes de nacer y qué
fácil se habrían solucionado los intríngulis más célebres de las
grandes historias de ficción.
Piense el lector ahora mismo, en una historia clásica.
Muy
bien. Ahora ponga un teléfono móvil en el bolsillo del protagonista. Un
teléfono con cobertura, con conexión a correo electrónico y chat, con
saldo para enviar mensajes de texto y con la posibilidad de realizar
llamadas internacionales cuatribanda.
¿Funciona la trama como
una seda, ahora que los personajes pueden llamarse desde cualquier
sitio, chatear, hacer videoconferencias y enviarse mensajes de texto?
Nooo, no funciona un carajo.
Con
un teléfono en las manos, por ejemplo, Penélope ya no espera con
incertidumbre a que Ulises regrese del combate y Caperucita alerta a la
abuela a tiempo y la llegada del leñador no es necesaria y Tom Sawyer
no se pierde en el Mississippi, gracias al servicio de localización de
personas de Telefónica.
Un enorme porcentaje de las historias de
veinte siglos atrás, han tenido como principal fuente de conflicto la
distancia, el desencuentro y la incomunicación. Existieron gracias a la
ausencia de telefonía móvil.
Ninguna historia de amor hubiera
sido trágica si los amantes hubieran tenido un teléfono en el bolsillo
de la camisa. La historia romántica Romeo y Julieta basa todo su
dramatismo en una incomunicación
fortuita: la amante finge un
suicidio, el enamorado la cree muerta y se mata, y entonces ella, al
despertar, se suicida de verdad. Si Julieta hubiese tenido teléfono
móvil, le habría escrito un mensajito de texto a Romeo en el capítulo
seis:
M HGO LA MUERTA, PERO NO STOY MUERTA.
NO T PRCUPES NI HGAS IDIOTCES. BSO.OK ?
Y
las últimas cuarenta páginas de la obra no tendrían gollete, no se
hubieran escrito nunca, si hubiera existido la promoción 'Banda ancha
móvil' de Movistar.
Muchas obras importantes hubieran tenido que
cambiar el nombre por otros más adecuados. Por ejemplo, la novela de
García Márquez "Cien años de soledad" se llamaría 'Cien años sin
conexión' y narraría las aventuras de una familia en donde todos tienen
el mismo nick pero a nadie le funciona el messenger (buendia23,
a.buendia, aureliano_goodmorning).
La famosa novela de James M.
Cain 'El cartero llama dos veces', escrita en 1934 y llevada más tarde
al cine, se llamaría 'El gmail me duplica los correos entrantes' y
versaría sobre un marido cornudo que descubre (leyendo el historial de
chat de su esposa) el romance de la joven adúltera con un forastero de
malvivir.
En la obra 'El espejo de Dorian Grey', Oscar Wilde
contaría la historia de un joven que se mantiene siempre lozano y sin
arrugas, en virtud a un pacto con Adobe Photoshop, mientras que en la
carpeta Images de su teléfono una foto de su rostro se pixela sin
remedio, paulatinamente, hasta perder definición.
La bruja del
clásico 'Blancanieves' no consultaría todas las noches al espejo sobre
'quién es la mujer más bella del mundo', porque el coste por llamada
del oráculo sería de 1,90¤ la conexión y 0,60¤ el minuto; se
contentaría con preguntarlo una o dos veces al mes. Y al final se
cansaría.
Todo el cine romántico en el que, al final, el
muchacho corre como loco por la ciudad porque su amada está a punto de
tomar un avión, se soluciona hoy con un SMS de cuatro líneas.
La
telefonía inalámbrica nos va a entorpecer las historias que contemos de
ahora en adelante. Las hará más tristes, menos sosegadas, mucho más
predecibles.
Y me pregunto, ¿no estará acaso ocurriendo lo mismo con la vida real?
¿Alguno
de nosotros, alguna vez, correrá desesperado al aeropuerto para decirle
a la mujer que ama que no suba a ese avión, que la vida es aquí y
ahora? No. Le enviaremos un mensaje de texto. Cuatro líneas con
mayúsculas. Quizá le haremos una llamada perdida, y cruzaremos los
dedos para que la mujer amada, no tenga su telefonito en modo vibrador.
Nuestras tramas están perdiendo el brillo porque nos hemos convertido en héroes perezosos.
"La belleza es ese misterio hermoso que no descifran ni la psicología ni la retórica"
La vida no es esperar que pase la tormenta sino aprender a bailar bajo la lluvia.
(DE UNA AMIGA)
*SHASHA*