La importancia del desayuno en los niños
El desayuno es la comida más importante del día. Los estudiantes que desayunan bien antes de ir a clase obtienen mejores notas, leen mejor, son capaces de prestar atención durante más tiempo, tienen un mejor comportamiento y mejor estado de salud. Además, tienen niveles de colesterol más sanos y controlan mejor su peso.
El desayuno es el que pone en marcha el cuerpo y la mente. Durante la noche, el cuerpo utiliza las reservas de glucosa almacenadas y al despertar por la mañana está en estado de ayuno. El desayuno repone estas reservas y aporta la energía necesaria para pasar la mañana. Es importante que enseñes a tus hijos a no saltarse nunca el desayuno y a hacer un desayuno sano, de modo que se convierta en un hábito que mantengan durante la edad adulta.
Los desayunos muy ricos en azúcar, como bollería, dulces, galletas, mermeladas, etc., producen un aumento rápido de los niveles de glucosa en sangre, que en principio aporta energía, pero ese incremento de energía no dura mucho, pues tras una hora, la glucosa en sangre disminuye y aparece el hambre. Entonces los niños recurren a tomar más dulces, aumentando el riesgo de obesidad.
Un desayuno sano debe contener fibra, proteínas, carbohidratos, cereales integrales y grasas saludables (como aceite de oliva). Esto hace que la liberación de energía sea más constante durante la mañana, por lo que tarda más en aparecer el hambre.
Pero, ¿qué pasa si tu hijo no tiene hambre por las mañanas? A pesar de la falta de hambre, no lo dejes saltarse el desayuno. Incluso una cantidad de comida más pequeña será mejor que irse a clase con el estómago vacío. Vigila si tiende a comer mucho en las últimas horas de la tarde o en la cena, pues es posible que esto le haga tener menos hambre por la mañana. Si es así, trata de cambiar esta tendencia, de modo que se acostumbre a cenar menos (o antes) y a desayunar más, y procura que no se acueste justo después de cenar.
Entre los alimentos que pueden formar parte de un desayuno sano se encuentran los siguientes: pan integral, cereales integrales, fruta, huevos, pollo, pavo, productos lácteos, frutos secos, aceite de oliva virgen extra, aguacates.