Enfermedad hepática alcohólica
El consumo crónico de alcohol puede producir lesión hepática, y existe una correlación muy estrecha entre la tasa anual de mortalidad por cirrosis y el consumo de alcohol. En España, el consumo de alcohol es uno de los más elevados del mundo y la mortalidad por cirrosis ha aumentado de manera paralela al incremento del consumo de alcohol en los últimos años.
El alcohol se absorbe rápidamente en el estómago y en el intestino delgado y alrededor del 90% se metaboliza en el hígado, mientras que el resto es eliminado por los riñones o a través de los pulmones.
Las enfermedades causadas por el consumo crónico de alcohol son las siguientes:
Esteatosis hepática alcohólica
Consiste en el depósito de grasa en el interior del hepatocito . Es la lesión hepática más frecuente y se observa en la mayoría de los alcohólicos.
Se produce debido a que el alcohol produce cambios en el metabolismo de las grasas. El alcohol favorece el transporte de los ácidos grasos al hígado no sólo a partir del tejido adiposo sino también a partir del intestino delgado. Además, la ingestión crónica de alcohol incrementa la actividad de varias enzimas Por último, en el alcoholismo crónico existe una alteración que dificulta la excreción de la grasa al torrente sanguíneo.
La lesión principal consiste en el depósito de vacuolas de grasa de distinto tamaño en el interior del hepatocito. Estas vacuolas se van uniendo progresivamente hasta formar una gran vacuola que desplaza el núcleo de la célula hepática hasta su periferia. En ocasiones se produce lesión celular, ya sea por la distensión que produce la vacuola o por una alteración en las membranas del hepatocito que induce una respuesta inflamatoria.
Se acompaña de una sintomatología más florida, con acusados trastornos del metabolismo de las grasas.
La esteatosis hepática aislada suele cursar sin síntomas y se manifiesta sólo mediante un hígado agrandado indoloro. A menudo se asocia a otras lesiones hepáticas.
La esteatosis hepática masiva tiene una mayor repercusión clínica, ya que puede presentarse con una insuficiencia hepática grave y encefalopatía hepática.
La esteatosis microvesicular alcohólica se presenta con sintomatología inespecífica, como astenia, pérdida de apetito, pérdida de peso, náuseas, vómitos y, en ocasiones, dolor abdominal. La hepatomegalia es constante y la ictericia frecuente. Cursa también con un aumento de las concentraciones de triglicéridos y de colesterol.
La abstinencia de alcohol y la administración de una dieta equilibrada con suplementos vitamínicos conduce a una remisión de las lesiones
Hepatitis alcohólica
Se caracteriza por la existencia de áreas de necrosis (muerte) celular, con un infiltrado inflamatorio. Los hepatocitos son grandes y en su interior se observan agregados de un material homogéneo que reciben el nombre de hialina alcohólica o cuerpos de Mallory.
El cuadro clínico de la hepatitis alcohólica es amplio y comprende desde formas sin síntomas hasta formas fulminantes con insuficiencia hepatocelular. Por lo general se trata de alcohólicos crónicos que, durante un periodo de intensificación de la cantidad de alcohol ingerida, presentan astenia, pérdida de apetito, náuseas y vómitos. Al cabo de pocos días aparece dolor abdominal derecho, ictericia y fiebre. El hígado está agrandado y doloroso.
La mortalidad inmediata de la hepatitis alcohólica oscila entre el 10 y el 25 % de los casos.
Hepatitis crónica alcohólica
Con frecuencia, los alcohólicos presentan lesiones semejantes a las de una hepatitis vírica crónica, pero el hecho de que se recuperen tras la supresión de la ingesta de alcohol indica que la causa de la enfermedad es al alcohol. No tiene unas características clínicas definidas y en general se detecta al practicar una biopsia hepática.
Cirrosis hepática alcohólica
Presenta las mismas manifestaciones clínicas que la cirrosis de cualquier otra etiología. La evolución de la cirrosis alcohólica es variable, pero la supervivencia suele depender del abandono o no del consumo de alcohol. Existe una mayor supervivencia y un retraso en la aparición de complicaciones en los cirróticos que dejan de beber.
En los pacientes que presentan un rápido deterioro tras un periodo de estabilidad debe considerarse la posibilidad de que hayan desarrollado un carcinoma hepático.