Autohipnosis para reducir el estrés
1. Busca un lugar tranquilo y sin distracciones y ponte en una posición cómoda (pero no tanto como para dormirte).
2. Para cada sesión de autohipnosis, decide un objetivo y exprésalo en una frase positiva. Por ejemplo, "voy a finalizar mis tareas a tiempo", en vez de "voy a dejar de ser un postergador". Es decir, expresa lo que quieres hacer o ser, no lo que quieres dejar de hacer o ser.
3. Comienza a respirar profundamente, expandiendo tu abdomen al inhalar (en vez de levantar tus hombros). Imagina que te relajas y expulsas, con tu respiración, todo el estrés que tienes. Siente el oxígeno llegar a todas las células de tu cuerpo y atravesar tus miembros hasta los dedos.
4. Imagina una escena que te resulte relajante (como estar en una playa tranquila) y adéntrate todo lo que puedas en ella. Luego imagina que bajas una escalera (si no te gusta la escalera sustitúyela por alguna otra cosa, como un camino que desciende), que la vas bajando cada vez más, cada vez más profundo.
5. Cuando estés totalmente relajado/a, empieza a repetir la frase que elegiste al principio de la sesión. Puedes visualizar las palabras en tu mente o visualizar el resultado final; por ejemplo, verte a ti mismo/a acabando tus tareas a tiempo y sintiéndote bien por ello.
Si no notas nada al principio, sigue intentándolo, pues la autohipnosis actua de un modo sutil, de manera que acabes notando sus resultados aunque te pareciera en un principio que no sucedía nada. Si te resulta difícil relajarte, puedes grabar tu propia voz y utilizarla como ayuda, o bien puedes utilizar alguna música relajante.