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General: LA PALABRA DIARIA MES DE JULIO
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De: Tatisverde (Mensaje original) |
Enviado: 13/07/2016 13:23 |
Veo con ojos de amor y soy comprensivo, compasivo e indulgente.
Una de las mejores cosas que puedo hacer por mi salud y bienestar es perdonar. Aferrarme a pensamientos o sentimientos negativos me hace daño a mí, no a quien me ofendió. El perdón abre el camino para que el bien fluya en mí y por medio de mí, estimulando la curación física, mental y emocional.
En la quietud de la oración, afirmo el deseo profundo de mi corazón de perdonar y ser perdonado. Estoy receptivo al amor divino, sabiendo que dicho amor sana cualquier ofensa. Cuando veo a los demás con ojos afables, me lleno de compasión y comprensión. Envío pensamientos de afecto y perdón a todos. Dejo ir todo resentimiento y permito que el amor divino guíe mis palabras y acciones. Soy compasivo porque soy una expresión de Dios.
No condenen, y no serán condenados. Perdonen, y serán perdonados—Lucas 6:37
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El Espíritu Santo me consuela y me ofrece descanso.
Ponerme una prenda de vestir preferida, tomar una bebida helada en un día caluroso, conversar con un ser querido; éstos momentos fomentan mi bienestar físico y emocional. Si me siento estresado, descorazonado o solo, tal vez busque consuelo en la compañía de otros. Mas la verdadera serenidad surge cuando tengo presente que soy uno con Dios —que el espíritu viviente del amor divino mora en mí.
En cualquier momento y lugar, puedo acudir a mi interior y conectarme con el Espíritu. Allí encuentro paz, descanso y compañía.
El Espíritu divino me consuela, tal como lo hace un amigo querido y confiable. Encuentro fortaleza y valor cuando descanso en la amorosa presencia de Dios.
Dios mío, ¡tú eres mi Dios! Yo te buscaré de madrugada. Mi alma desfallece de sed por ti; mi ser entero te busca con ansias.—Salmo 63:1 |
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Todo es posible porque soy una creación de Dios.
Ver el mundo con curiosidad infantil es hacer a un lado el escepticismo, la duda y el temor para vivir con amor, alegría y confianza. Es vivir en el momento con entusiasmo y anticipando sólo el bien. Es sentir fascinación por todo a nuestro alrededor, preguntando con interés y esperando las respuestas con fe inquebrantable.
La curiosidad infantil hace que me maraville por la belleza de las estrellas, que observe con fascinación como una hormiga lleva su miga de pan a su hormiguero, que escuche con gozo el trino de la alondra. Con una nueva conciencia, tomo de la Fuente inagotable de energía e ideas. Todo es posible porque soy una creación de Dios.
Jesús se regocijó en el Espíritu Santo, y dijo: “Te alabo, Padre, … porque estas cosas las escondiste de los sabios y entendidos, y las revelaste a los niños.—Lucas 10:21 |
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La vida sorprendente de Dios fluye por medio de mí.
Cuando me siento saludable, quizás dé por sentado mi bienestar. Sin embargo, cuando siento malestar, mi mente puede abatirse por los dolores físicos y las preocupaciones. Sabiendo que el poder de la mente crea la realidad, adiestro mis pensamientos para que me ayuden a reclamar mi salud ahora.
Dejo ir pensamientos de dolor o enfermedad y afirmo: He sido creado a la imagen y semejanza de Dios. Yo soy sano y vibrante, disfruto de buena salud y estoy bien.
Yo soy un canal para la expresión infinita de vida divina. La vida de Dios me llena de energía y fluye en mí ahora, revitalizándome y restaurándome. Mi mente descansa en la Verdad de la salud, y mi cuerpo responde acorde.
Entonces brillará tu luz como el amanecer y tus heridas sanarán muy pronto. Tu rectitud irá delante de ti y mi gloria te seguirá.—Isaías 58:8 |
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Recibo con gozo las oportunidades que me brinda el cambio.
Las vacaciones típicamente están llenas de actividades: juegos, visitas, excursiones. A veces, un cambio de ambiente es justo lo que se necesita para recargar la energía. Sin embargo, no todo cambio es bien recibido ni esperado. Los cambios suceden, tanto en mí como a mi alrededor. Y, en vez de enfrentarlos con resistencia o descontento, los recibo con la expectativa gozosa de un niño.
¿Enfrento un reto de salud? Quizás dicho reto me brinde la oportunidad de enfocar mi atención en lo que puedo hacer para fomentar mi bienestar. Los cambios en mi trabajo pueden motivarme a expresar mi mayor potencial. Acojo los cambios con gozo y entusiasmo.
Jesús llamó a un niño, lo puso en medio de ellos, y dijo: “De cierto les digo, que si ustedes no cambian y se vuelven como niños, no entrarán en el reino de los cielos”.—Mateo 18:2-3 |
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