Si siento que mi energía mengua mientras llevo a cabo una actividad física o mental, si no puedo seguir al paso acostumbrado, recuerdo las palabras de la “Oración de Fe” de Hannah More Kohaus: “Dios es mi fortaleza, confiable, inmediata”.
La fortaleza de Dios es mi fortaleza, en todo momento y en toda situación, y es más que suficiente para apoyarme en lo que emprenda. La fortaleza espiritual es una firmeza que tiene sus raíces en el manantial divino.
Hoy, desisto de cualquier sentimiento de debilidad o imposibilidad. Siento cómo el poder de la fortaleza divina fluye en mí, vigorizando mi cuerpo y dando claridad a mi mente. La fortaleza de Dios es mi fortaleza.