Lejos de ser un lujo, el descanso es parte integral de la vida. Los periodos de descanso ayudan a mi cuerpo a recuperarse de su cansancio y le da a mi mente tiempo y espacio para abstraerse de estímulos y esfuerzos. Mi alma responde a mis ratos de descanso, sumergiéndose profundamente en la conciencia de mi unidad con Dios.
En momentos de quietud meditativa, rozo la eternidad y discierno una verdad absoluta más allá de mi vida diaria. Cualquier día y cualquier momento pueden ser domingo. Mantengo ese tiempo sagrado mediante la conciencia de Dios en mi alma y mi corazón. Estoy agradecido por mis pausas de descanso y aprecio los momentos en que puedo bendecir mi alma, mi mente y mi cuerpo con un descanso reparador.