La piscina vacía
Un joven que fue criado como ateo, estaba entrenando para
Salto Ornamental a nivel olímpico. La única influencia religiosa
que recibió en su vida le llegó a través de un amigo cristiano.
El deportista no prestó mayor atención a los
sermones de su amigo, aunque los escuchaba con frecuencia.
Una noche, fue a la piscina de la universidad a la que pertenecía.
Las luces estaban todas apagadas, pero como la noche estaba clara
y la luna brillaba, había suficiente luz para practicar.
El joven se subió al trampolín más alto y cuando volvió la espalda
a la piscina al filo de la rampa y extendió sus brazos, vio
su propia sombra en la pared.
La sombra de su cuerpo tenía la forma exacta de una cruz.
En lugar de saltar, se arrodilló y finalmente le pidió a Dios
que entrara en su vida. Mientras el joven permanecía quieto,
el personal de limpieza ingresó y encendió las luces.
"HABÍAN VACIADO LA PISCINA PARA REPARARLA."
Miguel Angel Arcel
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