Uno guarda tantas cosas en el alma
Momentos, simplemente momentos, y sin embargo son el nutriente que
construye nuestra vida desde lo impensable, desde el ser que pulsa
en el mundo como una estrella, como una luz, como un corazón.
Estaba escribiendo sobre tu recuerdo cuando de pronto
escuché en televisión una voz conocida que hablaba sobre
los chequeos clínicos que deben hacerse las mujeres en
distintas edades. Presté mayor atención y miré.
Ví a mujeres frente a los aparatos que fotografiaban
el interior de sus pechos aplanados sobre dos placas,
intentando saber sobre su salud, haciendose una densitometría
para averiguar el estado de sus huesos, entregándose al estudio
de su cuerpo para mejorar la calidad de vida.
Prestaba atención porque reconocí al médico que hablaba
en ese instante. De pronto, me dí cuenta de algo que nosotros
siempre hablábamos; sobre la sincronicidad de
los momentos, esas casualidades que no son casualidades,
que aparecen porque algo en alguna parte de nuestros
universos se mueve para promover un movimiento en
otra cosa distante. Tu recuerdo aparece en forma
de alerta y me señala la pantalla del televisor.
Te fuiste una noche de mayo, hace un año ya.
Dejaste incontables afectos en miles de personas
que te extrañarán siempre.
Y multiplicado por la palabra, cada retazo de amor
llegará hasta vos para hacerte una canción en la eternidad.
Pero conociéndote como te conocí, sé que en agradecimiento
a esos afectos, les responderías avisándoles sobre algo,
sobre algo que cuesta caro, que deja sabores amargos.
Para evitarlo, para prevenir, para extender un poco más
la aventura de vivir, les dirías que no dejen de luchar
por la vida, que se hagan controles regularmente para saber
sobre el estado de salud de sus cuerpos.
Que cuando aparezca un bulto extraño en sus pechos vayan
a hacerse controles y le dediquen el tiempo necesario para
evitar dolores mayores después. Que es posible curarse
de tantos sinsabores que toman la forma de enfermedad
en la parte visible del alma.
Que deben cuidarse a sí mismas un poco más.
Cosa extraña, un poco de música y un recuerdo.
Un recuerdo y un mensaje. Un mensaje y una acción.
Desde alguna estrella el pensamiento se ilumina con tu voz.
Miguel Angel Arcel Dedicado a Graciela De Filippis
|