Copias de sí mismo
Érase una vez.... un científico que descubrió el arte de reproducirse a sí mismo
tan perfectamente que resultaba imposible
distinguir el original de la reproducción.
Un día se enteró de que andaba buscándole el Ángel
de la Muerte, y entonces hizo doce copias de sí mismo.
El ángel no sabía cómo averiguar cuál de los trece ejemplares
que tenía ante sí era el científico, de modo que
los dejó a todos en paz y regresó al cielo.
Pero no por mucho tiempo, porque, como era un experto
en la naturaleza humana, se le ocurrió una ingeniosa estratagema.
Regresó de nuevo y dijo:
"Debe de ser usted un genio, señor, para haber logrado
tan perfectas reproducciones de sí mismo, sin embargo,
he descubierto que su obra tiene un defecto, un único y minúsculo defecto".
El científico pegó un salto y gritó: "¡Imposible! ¿Dónde está el defecto?".
"Justamente aquí", respondió el ángel mientras tomaba
al científico de entre sus reproducciones y se lo llevaba consigo.
"Todo lo que hace falta para descubrir al 'ego'
es una palabra de adulación o de crítica".
Miguel Angel Arcel
|