Y tu mi amor,
mujer solitaria,
que te pierdes en las brumas
del jardín de mis quereres.
te escondes como ninfa juguetona,
detrás de cada árbol,
mostrándome
un nombre diferente cada día.
es acaso
nuestro amor una charada?
debo acaso
adivinar a cada instante,
tu nuevo nombre,
o
el lugar donde aparecerás,
para desaparecer después.
no me reproches,
si por buscarte,
me extravío en otros brazos.
porque para mi
solo tienes un nombre,
mi adorada Rosa flor,
y para ti,
siempre seré
tu amante confundido.