¿Qué puedo hacer para mejorar el mundo?
Cualquier persona medianamente interesada por el resto de sus semejantes, se ha planteado en más de una ocasión esta pregunta: ¿Qué puedo hacer para mejorar el mundo?. En la actualidad, raro es el día en que las noticias no incitan a cuestionarse el propio comportamiento: ¿cómo puedo seguir llevando este estilo de vida cuando la gente está muriendo de hambre en muchos países, cuando los habitantes de una nación se matan entre sí, cuando el color de la piel o la carencia de pasaporte es un estigma que conduce a la muerte, etc?
Y la respuesta no suele ser otra que una desconsoladora confesión de impotencia. ¿Qué voy a hacer yo frente a problemas de tales dimensiones? Por eso razonamos de la siguiente manera: no estoy en condiciones de arreglar nada. ¡Falaz razonamiento!
Aunque cueste creerlo, hay que contestar que sí. No se me pide que logre detener todas las guerras, solo que siembre un poco de amor a mi alrededor; no se me exige que calme la necesidad de todos los hambrientos, tan solo que destine una parte de mis ahorros a quienes los necesiten; no se me pide parar la pandemia del coronavirus, tan solo orar por los fallecidos y sus familires, por los sanitarios que hacen un esfuerzo sobrehumano para cuidarnos, por el cese de la pandemia, así como dar ánimos a los que han contraído el coronavirus y ofrecer una humilde ayuda a quien no puede ir a hacer la compra. Nadie me obliga a consolar a los millones de seres que necesitan apoyo, únicamente se me pide que sea un poco de alivio para cuantos están cerca de mí. Nada más se me puede exigir, y tampoco nada menos. Y con estas acciones conseguiremos hacer recapacitar a los que nos contemplan y quizá cunda el ejemplo...
Web católico de Javier