Paso
a paso
Un profesor fue invitado a dar una conferencia en una base militar, y en
el aeropuerto lo recibió un soldado.
Mientras se encaminaban a recoger el equipaje, el soldado se separó del
visitante en tres ocasiones: primero para ayudar a una anciana con su maleta;
luego para cargar a dos pequeños a fin de que pudieran ver a Santa Claus, y
después para orientar a una persona. Cada vez regresaba con una sonrisa en el
rostro.
"¿Dónde aprendió a comportarse así?", le preguntó el profesor. "En la
guerra", contestó. Entonces le contó su experiencia en Vietnam. Allá su misión
había sido limpiar campos minados. Durante ese tiempo había visto cómo varios
amigos suyos, uno tras otro, encontraban una muerte
prematura.
"Me acostumbré a vivir paso a paso" -explicó. "Nunca sabía si el
siguiente iba a ser el último; por eso tenía que sacar el mayor provecho posible
del momento que transcurría entre alzar un pie y volver a apoyarlo en el suelo.
Me parecía que cada paso era toda una vida".
Nadie puede saber lo que habrá de suceder mañana. Qué triste sería el
mundo si lo supiéramos. Toda la emoción de vivir se perdería, nuestra vida sería
como una película que ya vimos. Ninguna sorpresa, ninguna emoción. Pienso que lo
que se requiere es ver la vida como lo que es: una gran
aventura.
Al final, no importará quién ha acumulado más riqueza ni quién ha llegado
más lejos. Lo único que importará es quién lo vivió más y de la mejor forma a
los ojos de Jesús. Eso es, creo yo, lo que se pondrá en la balanza a la hora de
hacer el recuento final.
Web católico de Javier.