Cuando no siento seguridad acerca de la dirección que he de tomar, la opción que he de escoger o si seguir adelante o detenerme, oro por guía. Puedo sopesar mis opciones, pedir consejo o investigar.
Si bien puedo obtener información y seguir mi intuición sobre el mejor curso de acción, me va mejor cuando me aquieto y me retiro al santuario de la oración.
En ese espacio sagrado y sereno, me aquieto hasta que los pensamientos en mi mente se acallan. Entonces percibo la guía espiritual que siempre está disponible para mí, mas que a veces es ahogada por el ruido de pensamientos y preocupaciones. Los temores salen de mi corazón. Espero con fe anhelante, confiando en que mi guía interna me mostrará el camino.