La prosperidad es mucho más que las posesiones materiales. El dinero es de poco valor si mi vida no está llena de amor, gozo y paz. Si no vivo una vida centrada en el espíritu, ¿soy realmente próspero? Presto atención para ver todas las maneras en que la prosperidad llega a mi vida. Estoy atento a las bendiciones que puedan pasar desapercibidas.
Tener suficiente alimento para comer, ropa que vestir, un lugar donde vivir y seres queridos a mi alrededor, son maneras de ser próspero. Yo siento gratitud por la abundancia de bien que viene hacia mí y aún no puedo verla. Mi vida es mucho más rica de lo que puedo imaginar. Confío en que Dios es mi provisión infalible. Hago mi parte cuando oro conscientemente para crear la prosperidad que deseo experimentar.