Un día como el de hoy, pero del año 2002, comienza a zozobrar, frente a las costas de Galicia (España) con 77.000 toneladas de fuel-oil y 27 tripulantes a bordo, el “Prestige”. Un gran temporal, la avaricia y la mala suerte inician un grave accidente que con el paso de los días se convertiría en una catástrofe ecológica. Aquella mañana, el buque petrolero, se hallaba a unas 28 millas del cabo Fisterra cuando sufrió una importante vía de agua en medio del temporal, quedando a la deriva con olas de 6 metros y vientos de fuerza 8. El desprendimiento de una plancha del casco se debió a la fatiga del material, consecuencia del mal estado de conservación de la nave. Al quedar escorado a 45 grados provocará el primer derrame, obligando a evacuar a la mayor parte de la tripulación. El Capitán, el Primer Oficial y el Jefe de Máquinas se quedarian a bordo. A partir del SOS, el desatino y las decisiones erróneas hicieron el resto. A medida que pasaban los días la situación era más comprometida. Finalmente, el 19 de Noviembre el “Prestige” se partiría en dos y terminaría hundiéndose a 3.850 metros de profundidad. Las miles de toneladas de combustible, derramadas por el barco, afectaron a una amplia zona comprendida desde el norte de Portugal hasta las Landas de Francia, teniendo especial incidencia en Galicia. El impacto de la marea negra sobre los ecosistemas costeros y marinos, perdurará por décadas.