Un día como el de hoy, pero del año 1999, en ocasión de la IX Cumbre Iberoamericana de Jefes de Estado y de Gobierno, se inaugura, en Cuba, la Escuela Latinoamericana de Medicina. El proyecto ELAM, único en el mundo, contempla una elevada preparación científica, humanista y ética. Una antigua instalación militar, por obra de la solidaridad de un pequeño país criminalmente asediado y bloqueado por la potencia más poderosa del planeta, se había convertido en una Universidad médica latinoamericana, con el propósito de que, mediante becas, miles de jóvenes de escasos recursos (de Latinoamérica, África, e incluso EEUU), plasmaran sus sueños, para luego promover salud, prevenir, curar y salvar vidas entre sus propios hermanos necesitados. Sin ninguna duda, la ELAM, es la expresión más alta de humanismo y solidaridad con los pueblos, y por ello las graduaciones constituyen un acontecimiento en la historia de la salud de las poblaciones más desprotegidas. Fidel Castro, durante la inauguración oficial, les expresó a los estudiantes ahí reunidos que para los médicos que se formarían en esa Escuela, lo más importante habría de ser la consagración total al más noble y humano de los oficios : salvar vidas y preservar salud. Más que médicos, serían celosos guardianes de lo más preciado del ser humano. Apóstoles y creadores de un mundo más humano. Médicos decididos a trabajar allí donde se les necesite en los más remotos rincones del mundo donde otros no están dispuestos a marchar.