La inclemencia invernal acentúa la inutilidad
del anciano.
Es en ese momento de extremo desconsuelo
que llora las horas.
No con lágrimas, lo hace con despecho
hacia sí mismo.
El anciano se recluye e inventa crucigramas
que nunca completará.
Recorre con los ojos la venda que le han
puesto en el muslo.
Observa aquella hoja de plátano, la última,
que borrará el viento.
Le acucia un desdén que dice no comprender,
aunque no desconoce.
Lo empujan y no reacciona. Da lo mismo: El
tiempo siempre apremia.
¡Abuelo feliz día¡ Te traje el turrón duro que
tanto te gusta.
Hola papi ¿todo bien? Este… ¿hablaste con
el notario?
Digo…


El olvido se sienta como siempre a resolver
su interminable “Solitario”…
Señor, perdone: Mire que usted es paciente ¿eh?
Conmigo.
¡Oh¡…descuide. Yo soy el tipo gordo de colorado,
pídame algo.
¿Cómo era que lo llamaban?...Papi no sé que.
Recibía regalos de usted,

seguro me conoce.
Por supuesto que lo conozco. Pero sepa que
yo cobro mis regalos…
No entiendo señor. Qué me quiere decir…
¿Qué edad tiene usted?
¡Oh¡ lo he olvidado.
Pongamos que noventa.
Podría ser. Pero… ¿Noventa ha dicho?
Noventa años es un segundo en la vida.
No; tengo que tener más, digamos que dos mil.
Como usted diga. A nadie le interesa excepto…
Excepto… ¿eso de cobrar?
Olvídelo.
Déjeme seguir con mi solitario. Tengo que
terminarlo.
Otros me aguardan pero pondré voluntad. No
me iré hasta
haberlo acabado.
Pero señor, ¿Por qué tanta impaciencia en
terminarlo?.
Y perdone la pregunta.
Usted me ha resultado un viejito simpático
Tiene razón;

no hay apuro. A usted le resulta grata mi

presencia ¿no?
Bueno ahora que usted lo dice creo que sí.
Con dos mil años…
Sólo está usted y mi soledad. Le agradezco
sus conceptos.
Ella aparece esporádicamente.
La conozco, la conozco. Hembra vil,
come carroña…
¿Qué come carroña? ¡Es tan simpática¡

Hablo con ella ¿sabe?

¿No me diga? Si, si ...somos amigos

de años.
Pero hay algo…Desembuche hombre.

Siempre me saca a tomar

fresco al balcón
Y me invita a volar.No es mala idea.
¿Desde este undécimo piso?
Si. Es lindo ver la ciudad de arriba
Volar sería fascinante.
Tengo las alas prontas; ella se da maña.
Las probaré hoy.
Prometo saludarlo. Por las dudas me
despido.