Mas ellas son sólo el reflejo
de un interior momentáneamente vacío,
donde sólo habita la pena...el dolor...
Si al menos entendieran lo que ocurre,
pero sólo hablan en silencio y así permanecen,
dejándose caer a través de mis inundados ojos...
Y llegando a la punta de mis labios,
donde se detienen para que yo
pueda sentir su salado y amargo sabor...
Amargo...porque ellas dicen lo que siento
y me envuelven en ese pesar de dudas
que se apodera de mis confundidos sentidos...
Sentidos que absorben cada respiro de mi aliento,
marchitado por la sequedad de mis heridas
y silenciado por el eco de la voz de mi alma...
¡Cuánto duele la vida, cuán absurda a veces es...!