Una muchacha y una guitarra para poder cantar. esas son cosas que en esta vida nunca me han de faltar.
Siempre cantando, siempre bailando yo quisiera morir. De cara al cielo sobre este suelo, en el que yo nací.
No quiero que me lloren, cuando me vaya a la eternidad, quiero que me recuerden como a la misma felicidad. Pues yo estaré en el aire, entre las piedras y en el palmar, estaré entre la arena y sobre el viento que agita el mar.
Una muchacha y una guitarra para poder cantar. esas son cosas que en esta vida nunca me han de faltar
No quiero que me lloren, cuando me vaya a la eternidad, quiero que me recuerden como a la misma felicidad. Pues yo estaré en el aire, entre las piedras y en el palmar, estaré entre la arena y sobre el viento que agita el mar.
Una muchacha y una guitarra para poder cantar. esas son cosas que en esta vida nunca me han de faltar.
Un cuadro de shock séptico, suscitado a 45 días de recibir el imprescindible triple transplante de corazón y pulmones resultó un escollo demasiado complejo para la frágil salud de Sandro quien falleció ayer, a los 64 años, en la provincia de Mendoza ante el dolor de un pueblo que lo ungió como uno de los máximos ídolos de la canción. Será velado desde esta mañana en el Congreso.