EN BUSCA DE LA LIBERTAD PERDIDA
Por Jorge Bucay
La capacidad de elegir es clave de la construcción de un futuro mejor.
No menos importante es asumir la responsabilidad sobre las propias decisiones.
La tercera letra de la palabra valores es la L, y voy a utilizarla para hacer mención a la libertad.
Mucho hemos hablado usted y yo de la necesidad de erradicar nuestra tendencia a sentirnos seguros y protegidos, murallas adentro de nuestras actitudes más dependientes.
Desde esta columna le he venido invitando a que busquemos y encontremos la libertad personal; esa que sólo puede darse cuando uno puede confiar en sus propios recursos y congruente con quien uno es.
Nuestro tema de hoy es también la libertad, pero no sólo como logro individual sino como valor moral.
La libertad como referencia, que le da sentido y significado a nuestro rumbo.
La libertad como concepto, al servicio de costruir un futuro mejor, no sólo como individuos, como parejas o como familia, sino y sobre todo como una sociedad adulta y evolucionada.
A veces me parece que hemos pagado con el olvido de la importancia de ser libres, el precio del éxito, el coste del progreso económico o el de la figuración social; y no cabe duda de que si no somos capaces de darle valor a nuestra propia libertad, difícilmente podremos valorar la libertad de los demás.
Hace falta recuperar para la humanidad la esencia del valor de la libertad en cada uno de nosotros para en ella tomar conciencia de la imprescindible actitud de respeto absoluto por las elecciones de los otros; que sólo deben pagar respetando mis propias decisiones.
*Respeto por la elección de cada uno de ser quien es, sin forzar a nadie ni directa ni indirectamente a profesar mi religión, a adoptar mis costumbres, hablar mi idioma, vestir como yo o vivir como a mí me parece que es mejor.
*Respeto a que cada quien sienta lo que su corazón le impone y dejar de juzgar si tal cosa debe doler o no y durante cuánto tiempo, si ese evento debería alegrarlo mucho, poquito o nada, si está bien o mal que usted ame a tal persona o haya dejado de amar a tal otra.
*Respeto a cada idea, cada ideología, posición filosófica o creencia religiosa
*Respeto incondicional a cada pensamiento de cada persona en el mundo y a su derecho a decirlo y a callarlo.
*Respeto, sobre todo, a la decisión de cada uno de asumir por sí mismo, los riesgos que decida correr en pos de lo que siente, cree y sabe que necesita en congruencia con quien es y con la sola restricción de ser el único que pagará los costos de sus decisiones.
Esta única restricción se encolumna con un concepto íntimamente ligado con la idea de la libertad, el concepto de responsabilidad.
No en el sentido coloquial de obligación sino en el más importante sentido de su origen etimológico, el de responder por mis propias acciones. Responder ante mis seres queridos, ante la sociedad, ante la ley y para los creyentes, ante Dios.
En una interpretación un tanto profana del Viejo Testamento algunos estudiosos, Harold Kushner entre ellos, se preguntan si la más que simbólica expulsión del paraíso fue solamente el castigo a la desobediencia, por haber comido del árbol prohibido, o también fue la consecuencia previsible de la posterior actitud de Adán.
Según la Biblia cuando Dios pregunta al primer hombre si comió del fruto prohibido, Adán, que ya había elegido hacerlo, tentado por lo que fuera pero en uso de su libre albedrío, no acepta su responsabilidad por la transgresión y con absoluta conciencia por entonces del bien y del mal, decide por supuesto culpar a otros de sus decisiones... la mujer que tú me diste (luego Eva reproducirá el mismo error, a su manera, culpando a la serpiente).
¿Sería nuestro planeta un paraíso si cada uno asumiera la responsabilidad por todo lo que hace y todo lo que decide no hacer?
Posiblemente no, aunque yo le puedo asegurar que se volvería un mejor lugar para vivir.
Sobre todo porque si fuéramos capaces de construir una sociedad que nos brinde la certeza de que cada uno deberá responder por sus acciones, cada uno de nosotros sería más consciente de la bendición que significa vivir en libertad y de la responsabilidad que conlleva a la hora de tomar decisiones .
Tratame Con Cariño, Soy Un Principe
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