Aunque los pies estén en el piso, la cabeza está en el aire. Esto permite que el hombre sueñe con realidades que todavía no existen y que vea más allá del metro cuadrado que ocupe.
Con sus ojos, puede ver más allá de las nubes y mantener la esperanza constantemente. Los pies nos guían y nos hacen caminar hacia un nuevo futuro, cumpliendo con la visión que tenemos.
El problema surge cuando ponemos la cabeza en la tierra y negamos a la esperanza un lugar en nuestras vidas, o bien colocamos los pies en el aire y no concretamos los sueños más bellos.
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