Todo lo puro,
luminoso y bello
que nos conmovió
en la joven edad,
los momentos
de oración silenciosa,
los instantes
de amor y de verdad;
la nostalgia
de algo perdido,
los sueños que el alma
suele brindar.
La lucha
por mejores ideales…
... Esas cosas
no morirán jamás.
La tímida mano
que se extiende a ayudar
al hermano que ha caído,
la palabra
amable y consoladora
que demuestra
al verdadero amigo;
el pedido de clemencia
suavemente pronunciado
cuando la justicia
amenaza con golpear.
El lamento
de un contrito corazón…
... Esas cosas
no morirán jamás.
Nada descuides,
pues toda mano ha dejado
de trabajar con esmero.
No pierdas la oportunidad
de invocar el amor.
Se firme, justo y sincero,
y así una luz imperdurable
desde lo alto
te habrá de iluminar,
y voces de Ángeles
oirás decir:
"Esas cosas
no morirán jamás."
Charles Dickens