Una voz que clama en el silencio
Un grito de vida en la penumbra
Una esperanza que sostiene
A la informe masa de una nueva vida.

A tí mujer que has pecado
Y que intentas cubrir
Con crimen alevoso
Tu ignominoso pasado.

A tí, que con el alma helada,
Transido de dolor
Desde el fondo de tu vientre
¡Tu hijo te habla!!

Bien haya el que lejos del inmundo
Pantano de este mundo
Tu pecado bendice y te perdona
Pues siente el dolor de los que lloran
Y el lastimoso son de las cadenas
Fruto de la hipocresía de la sociedad perversa

Y en cada movimiento que tu vientre abulta
Se escucha el sordo grito de esperanza
Aunado al amor que te profesa
¡No me mates madre!
¡Dame vida!

Estoy en tus manos
Indefenso y frágil
Cargado de amor y de sonrisas.

Yo te prometo que cabalgaremos los dos
En carrusel de ilusión,
Felices por la vida, desafiando al mundo,
Convirtiendo tus penas
En espigas doradas de alegría.

¿Qué no me puedes mantener?
¡No importa madre mía!
Que yo te sostendré
Con caricias y besos cada día

¿Qué mi padre es un canalla?
¿Qué mi abuelo al enterarse,
casi te mata y te corre de la casa?
¿Qué qué dirá la gente?

Todo, todo lo enfrentaremos juntos
No hay noche eterna,
Y Dios que así dispuso
Bendice nuestras vidas.

Y pone en mis manitas
Caricias infantiles
Amores siempre eternos
Que borrarán las penas de tu vida.

Pon tu mano en tu vientre
Y llénate de amor cuando hayas decidido
Y entonces madre..
.
¡Sé valiente!, ámame, y…