LA VASIJA AGRIETADA
Una cargadora de agua de China tenía dos grandes vasijas, que
colgaban a los extremos de un palo que llevaba encima de
los hombros.
Una de las vasijas tenía varias grietas, mientras que la otra era
perfecta y conservaba toda el agua al final del largo camino a pie,
desde el arroyo hasta la casa de su patrón, pero cuando llegaba,
la vasija rota sólo tenía la mitad del agua.
Durante dos años completos esto fue así diariamente. Desde luego
la vasija perfecta estaba muy orgullosa de sus logros, pues se sabía
perfecta para los fines para los que fue creada. Pero la pobre
vasija agrietada estaba muy avergonzada de su propia
imperfección y se sentía miserable porque sólo podía hacer la
mitad de todo lo que se suponía que era su obligación.
Después de dos años, la tinaja quebrada le habló a la aguadora
diciéndole: “Estoy avergonzada y me quiero disculpar contigo,
porque debido a mis grietas sólo puedes entregar la mitad
de mi carga y sólo obtienes la mitad del valor que deberías recibir.”
La vieja aguadora, apesadumbrada, le dijo compasivamente:
“Cuando regresemos a la casa quiero que notes las bellísimas
flores que crecen a lo largo del camino.”
Así lo hizo la tinaja. Y en efecto vio muchísimas flores hermosas
a lo largo del trayecto, pero de todos modos se sintió apenada
porque al final, sólo quedaba dentro de sí la mitad del
agua que debía llevar.
La aguadora le dijo entonces: “Te diste cuenta de que las flores
sólo crecen en tu lado del camino?”. “Siempre he sabido de tus
grietas y quise sacar el lado positivo de ello. Sembré semillas
de flores a todo lo largo del camino por donde vas y todos los días
las has regado, y por dos años yo he podido recoger estas
flores para decorar el altar de mi Madre. Si no fueras
exactamente como eres, con todo y tus defectos, no hubiera
sido posible crear esta belleza.”
Cada uno de nosotros tiene sus propias grietas. Todos somos
vasijas agrietadas, pero debemos saber que siempre existe
la posibilidad de aprovechar las grietas para obtener buenos resultados.
Uno no deja de reír por hacerse viejo, se hace uno viejo
por dejar de reír.
Yo me atrevería a decir: Siembra amor, y recogerás amor. Siembra uniones, y recogerás paz. Siembra paz, y recogerás armonía. Siembra ilusiones, y recogerás Vida.
A mis “agrietados” amigos, tengan un gran día y recuerden
oler las flores de su lado del camino.
(Parábolas de nuestro tiempo)
*Fondo por Vainica*
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