Como el pez que tragó a Jonás
Así me devoro el pez de la felicidad
Y, a los tres días, y tres noches
Me vomito, tal vez por casualidad
o porque mis alegrías estaban bamboches
y en este mundo hay mucha calamidad
y no hay que, a la felicidad hacerle derroches.
Sobre tiempo, tiene que hacer la felicidad
para brindar unas horas de alegría
a las personas que tanto la necesitan
en este mundo hay mucha absurdidad.
En esta vida que de estrés esta barbudo
hay infinidad de tristes personas
que disfrazan su infelicidad a menudo
con esbozos de sonrisas fingidas.
Para tal vez no envejecer con la rabia
o tal vez para que la locura no aceche el cavilar
o para no perder la dignidad de esta vida
y para que el llanto no se disperse en el ajustar.
En conclusión no sé, ni les podría afirmar
si la verdadera felicidad existe, sólo puedo decir
que aunque sientas que la felicidad se te está por adherir
llega a ti, pero después de un tiempo piensas que escapó,
y siempre buscas encontrar el lugar donde encalló,
el secreto para siempre estar feliz podría estar en mantener
siempre feliz a tu alma, entonces sólo queda ese día acaecer .