Tales son grandes espacios
que dan un solo cultivo
pues son los que se destacan
de los terrenos baldíos,
manchas que les parecieron
a algunos pueblos antiguos
al referirse a las vides
o al campo de los olivos.
La gran extensión manchega
que formó manchas sin tino
fue “La Común de La Mancha”
hace más de cinco siglos.
Y fue Castilla la Nueva
hasta el momento preciso
en que las autonomías
emprendieron su camino.
Pervive hoy con los nombres
Castilla y La Mancha unidos
año tras año forjando
inigualable destino.
Cuenca con sus girasoles.
Ciudad Real con sus vinos
Guadalajara sus mieles,
Toledo con sus olivos,
Albacete, buenas uvas
legumbres, cebollas, trigo
y en todas partes los quesos
manchegos más exquisitos.
Si el hidalgo caballero
aún rondara estos dominios
una vez más se batiera
con tan altivos molinos
como ahora hay instalados
que ya no muelen el trigo.
convierten en energía
el aire que es un prodigio.
Tierra de ensueños, quimeras
como don Quijote mismo
pero también como Sancho
“al pan, pan y al vino vino”
seguro La Mancha vive
la ilusión y el realismo
Por eso y muchas más cosas.
¡Viva la Mancha! Decimos.
Antonio Lozano Raspal