Déjame esta tarde solo para mí, que tengo la voluntad
perdida en el frío. En olvido inmenso
crecen y mueren los pájaros. Hace un siglo
que no duermo y tengo las uñas quebradas
de peinarme.
En el mes de marzo empieza el Otoño en mi tierra,
yo nací en otoño. De noche, cuando el alma
se queda sola con el cuerpo. Alguna vez....
Y el viento herido se queja como un ramo de flores
en un vaso de vino.
Si cada alma tiene su cuerpo, sus amistades y negocios,
si hasta lo de los hombres sucios
tiene su lugar en este mundo y una sonrisa
parecida a los pensamientos, un cuerpo idéntico
y compañías que viven sin ruborizarse : igual
a los ojos de ellos, a los pies, a las manos,
a la boca y dientes de ellos, tú, entonces,
tienes un deseo
semejante al mío. Yo quiero mezclar un día entre otros,
huir de la tierra muerta,
hacer un día espléndido sin separación, donde tu perfíl
me está mirando, mientras guardo amores perfectos
dentro de un sombrero.
Ricardo E. Molinari