En el hombre que sufre
yo te veo
para mirar tus ojos y saber
la razón de existir del sufrimiento.
Tú me miras, Señor, y nada dices
si es que decir es despertar del sueño,
mirar alrededor y amedrentar la calma
sin aliviar el peso.
Acaso el mundo sea
un panorama de arrepentimiento,
una desesperanza enfebrecida,
una heredad sin dueño.
Ante el dolor que pasa,
no te duermas, Señor, en tu misterio,
que es tuyo este jardín con horizonte,
que es tuyo este desierto.
Ámanos sin medida:
es el secreto.
--ooOoo
Autor.. P.G.V
Soy - Yo