Oculto en el verde valle de Yerri, en una zona apartada entre
montañas, se encuentra el monasterio de Santa María de Iranzu
grandiosa abadía cisterciense construida entre los siglos
XII y XIV.
Su claustro gótico, elegante y austero, es uno de los rincones
más bellos del monasterio, que invita a descubrir las diferentes
dependencias del cenobio reformado en 1942.
Una atmósfera gozosa de paz y serenidad invita al reposo
del espíritu y a la reflexión en todo el conjunto. No pierda
la oportunidad de conversar tranquilamente con los padres
teatinos, piedras vivas de este monasterio, o de sentarse en
silencio junto a la fuente del claustro.
Tras la visita, disfrute del bello entorno natural de un valle
semisalvaje con pozas de agua cristalinas, y pasee por la senda
que remonta el cañón excavado por el río Iranzu, a los pies
de la sierra de Andía.
Muy cerca de Estella, a 3 kilómetros de Abárzuza, entre los
verdes valles que forman las montañas de Yerri se levanta el
monasterio de Iranzu que cumple perfectamente las condiciones
que dirigieron su construcción "? en el fondo de un valle cerrado,
cerca de un río en el que el agua fluya generosamente y,
como horizonte, el cielo para estar más cerca de Dios".
Los monjes cistercienses se establecieron en este cenobio en
1176 y aunque durante la Desamortización de 1835 permanecieron
protegidos por los carlistas, en 1839 tuvieron que abandonar
el monasterio que pasó a ser propiedad del Estado.
El edificio permaneció abandonado hasta 1942, cuando se inició
su reconstrucción. Un año más tarde se establecieron en
Iranzu los padres teatinos, actuales moradores del monasterio
que tradicionalmente fue benedictino.
La entrada al recinto da acceso directo al claustro gótico
construido entre los siglos XII al XIV, lo cual explica la variedad
de estilos, desde las galerías de medio punto de la zona más
primitiva, a los arcos apuntados con trilóbulos interiores y ojos
de buey de elaborada tracería, propios de un gótico pleno. Desde
el claustro, que conserva el lavatorio gótico con una original
fuente hexagonal, se accede a la mayoría de las dependencias
del conjunto.
Es aquí donde se inicia la visita guiada, que permite conocer
la cocina, de estilo medieval y con una gigantesca chimenea; el
refectorio transformado en el siglo XVII; la cillerería que servía
de almacén; la casa abacial restaurada en el barroco; las celdas de
castigo, en las que monjes y conversos pagaban sus culpas a
pan y agua; la sala capitular, construida a finales del siglo XII, que
se conserva en toda su originalidad; y la iglesia de Santa María,
construida a finales del siglo XII. Este templo, de planta de
cruz latina con una capilla central y dos laterales, sorprende por
su iluminación, ya que la disposición de los ventanales hace
que el conjunto tenga mucha claridad.
El monasterio dispone de un centro de interpretación al que
se accede desde el claustro. En él, se facilita información sobre
el monasterio, su entorno y aspectos de interés turístico de la
zona y del resto de Navarra. Aunque el monasterio no tiene
producción propia, también vende productos que llevan su
marca, como licor, chocolate, almendras garrapiñadas, miel,
rosquillas, queso, vino y cerámica, además de libros sobre
el monasterio, folletos sobre el cañón del río Iranzu y
recorridos turísticos.
Junto al monasterio, existe un amplio merendero. Desde
allí, parten varios paseos, como el que remonta el cañón
del río Iranzu, un recorrido sencillo que ofrece bonitas
panorámicas de los tupidos encinales y cornisas de roca
caliza que conforman la zona.
(Texto de la red)