Tus reflexiones serán bien recibidas,
pues yo no soy ni mejor ni peor,
escribo lo que me nace del alma,
al igual que tú lo que sienta tu corazón.
Que no te dé vergüenza, Mayte,
porque yo apenas nada soy.
Al contrario, mucho me agradará leerte,
y compartir, con cariño, tu reflexión.
Espero mi querida Mayte, leerte,
porque no hay mejor que nada,
que aprender de una buena reflexión.
Y tú, querida Mayte, lo haces con amor.
Con cariño, Rosa.