¡Ay serenidad quien te tuviera!,
¡cuán grande es tu presencia!;
¡cuánto vale tu mirada,
tu permanencia en el alma!.
¡Ay amor, que confianza necesitas!.
¿Dónde estás, donde radica tu esencia?.
¡Estás en el fondo del corazón,
allí donde nadie pueda dañar tu ilusión!.
¿Dónde estás, constancia?.
Creía haber encontrado tus huellas,
y al caer la tarde,..., me hallo sin tu mirada.
¿Dónde estás confianza?
¡Tan necia soy de no encontrarte,
tan ciega soy que no veo tu mirada!.
Hoy creí que había renacido mi ilusión,
que había silencio en la desesperanza,
y optimismo en el duro y largo camino.
Hoy creí que había vida en mi existencia,
que podría quizás dejar de vagar sin cesar.
Hoy creí que existían gotitas de amor,
que esas gotitas irían creciendo,
y que al final, disfrutando, llenaría mi corazón.
Ya no quiero volver a soñar,
ya no quiero sentir que existe la ilusión,
porque luego la desesperanza no cesa,
y el día se torna negro y sin solución.
Ya no quiero volver a soñar,
no quiero volver a confiar,
porque existe un inmenso vacío,
un vacío que no me deja mi vida avanzar.
Autora: Rosa Mª