Cada mañana
me despiertan en mi cama
los trinos acompasados
esos pequeños alados
que habitan en mi balcon.
El sol no se ha levantado,
igual que me pasa ami
no quiere aun salir
hasta no estar arreglado.
Cuando le vemos la cara
es que esta ya reluciente
muy lindo y reluciente
para empezar la jornada.
y mientras esta con nosotros
es alegre y sonriente
caluroso y chispeante,
pesado y despapanante.
Cuando ya al atardecer
el sol se siente cansado,
poco a poco sin descaro
el se nos va retirando.
Paso a paso va bajando
de nuevo a su morada,
de donde volvera a salir
otra vez por la mañana.