Aquello
que no eres capaz de aceptar es la única causa de tu sufrimiento.
Sufres porque no aceptas lo que te va ocurriendo a lo largo de la vida y
porque tu ego te hace creer que puedes cambiar la realidad externa para
adecuarla a tus propios deseos y necesidades egoístas y egocéntricos.
Pero
la verdad es que lo único que sí puedes cambiar es la interpretación
que haces de los acontecimientos en sí, conociendo y comprendiendo cómo
funciona tu mente. Si tu interpretación del hecho te reporta
sufrimiento es que actúas movido por la ignorancia; si te deja paz
interior o te trae armonía y satisfacción, no cabe duda de que actúas
movido por la sabiduría. Ante el sufrimiento, el miedo, la tristeza o la
angustia, hazte una simple pregunta: ¿qué es lo que no estoy aceptando?
La respuesta te hará comprender que la limitación que origina todas
estas desagradables reacciones está en tu propia mente y no en ninguna
otra parte. En realidad, nadie puede hacerte daño: tu ego es el que te
hace reaccionar automática y negativamente ante lo que te sucede, te
dicen o te hacen. Tu ego es el único responsable de tu malestar
interior, por mucho que te esfuerces en buscar culpables fuera de ti
mismo. Cuando compruebas la veracidad de estas afirmaciones a través de
tu experiencia personal, dejas de intentar cambiar la realidad externa
para acomodarla a las exigencias de tu ego y comienzas a trabajar sobre
tu realidad interna para aprender a aceptarla tal como es. A partir de
entonces comprendes que has venido al mundo a aprender a ser feliz por
ti mismo y a aceptar y amar a los demás tal como son. Éste es el llamado
camino espiritual.