DOS
AMIGOS A dos amigos se aparece un oso: el uno, muy
medroso, en las ramas de un árbol se asegura; el otro, abandonado a la
ventura, se finge muerto repentinamente. El oso se le acerca
lentamente: mas como este animal, según se cuenta, de cadáveres nunca se
alimenta, sin ofenderlo lo registra y toca, huélele las narices y la
boca; no le siente el aliento ni el menor movimiento; y así, se fue
diciendo sin recelo: "¡Éste tan muerto está como mi abuelo!" Entonces el
cobarde, de su gran amistad haciendo alarde, del árbol se desprende muy
ligero, corre, llega y abraza al compañero, pondera la fortuna de
haberle hallado sin lesión alguna, y al fin le dice: "¿Sabes que he
notado que el oso te decía algún recado? ¿Qué pudo ser?" "Diréte lo que ha
sido: Estas dos palabritas al oído: Aparta tu amistad de la persona que
si te ve en el riesgo te
abandona" (Samaniego)
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