No miro ya atrás sino al frente,
no puedo ya mirar a otro lugar,
pues mi pasado sentido jamás tuvo,
y mi presente es lo que hay en realidad.
No miro ya atrás sino al frente,
iniciando los pasos para un bienestar,
olvidando todo aquello que es doloroso,
y que tanto miedo me deja por anhelar.
No miro ya atrás sino al frente,
no deseo mas que el timón de mi barca tomar,
una barca que tambalea constantemente,
debido a su poca confianza y su inseguridad.
No miro ya atrás sino al frente,
al sol, al viento, a los colores del mar,
no miro ya las flores marchitas sin fragancia,
miro aquellas cuyos colores, vida dan.
No miro ya atrás sino al frente,
miro al cielo, al firmamento que frente a mí hay;
observo y noto el sol de cada mañana,
y latir mi corazón una y otra vez sin parar.
No miro ya atrás sino al frente,
un frente que inestabilidad me da,
allí donde las fuerzas y la desconfianza flaquean,
donde más y más tengo que mirar y no dejar.
No miro ya atrás sino al frente,
mirando tal vez una nube en la que dejarme llevar,
respirando profundamente y con los brazos abiertos,
amando profundamente al mundo y no a mi suspirar.
No miro ya atrás sino al frente,
nada me impide que yo camine sin parar,
mas los obstáculos que hallo, que son muy grandes,
hacen que la vida tenga sentido y se pueda moldear.
No miro ya atrás sino al frente, no;
no deseo ya mi vida sin sentido dejar,
no deseo ya vivir sólo de lamentos y quejas,
sino que la acción y el cariño van a dar su paso ya.
Autora: Rosa Mª