No tengo puerto donde anclar,
mis alas están rotas, no puedo volar;
mis sentimientos, heridos, sin amar;
mis ilusiones truncadas, sin soñar.
No tengo pisada firme, sólo deambular;
mi miedo me atropella, no puedo dudar;
mi confianza es nula, mi fe sin usar;
mi frontera, yo misma, mi mundo sin mar.
No tengo esperanza donde mi mano posar;
mis palabras, absurdas, no van a ningún lugar;
mis sueños, tan añorados, dejaron ya de vagar;
mis confusiones, fundadas, siguen sin cesar.
No tengo deseos de seguir, tan sólo llorar;
mis lágrimas, amargas, no cesan de reinar;
mis deseos, pasión pura, no han de tener lugar;
mis problemas, absurdos, no me dejan ya mirar.
No tengo ganas de luchar, tan sólo descansar;
mi meta, aun no conseguida, dejará su lugar;
mi alma, tan solitaria, seguirá en su profundizar;
y mi corazón, que nada vale, tan sólo su son escuchar.
Autora: Rosa Mª