En tus ojos, leo tu pensar, en tu palpitar, tu amar; en la vida, leo huellas, huellas que no puedo pisar.
En tus manos, leo tu tacto, en tu suspirar, un gran pesar; en el viento, un gran silencio, silencio que deseo puedas dejar.
En tu corazón, leo un llanto, en tu respirar, un gran descanso; en la esperanza, aletargada, sueños unidos a un momento sano.
En tu vida, leo un gran sufrir, en tu presente, deseos de desistir; en la madrugada, cada nueva mañana, pesan los pasos por no poder dormir.
En el silencio, se denota ausencia, tristeza ciega que envuelve las penas; pero por eso deseo tu agradable presencia, pues es hermosa y realmente bella.
En el triunfo está nuestra amistad, en la distancia y en el tiempo, qué más da; en la ternura y en el momento de necesidad, dame tu mano y tu tristeza, que sobran ya.
Autora: Rosa Mª |