Irene procede de eirhnh (eiréne),que significa paz. Los griegos tenían un alto concepto de la paz, que representaba no la situación en que uno acepta someterse a su conquistador, sino aquella en que las rivalidades entre pueblos vecinos se resolvían finalmente mediante alianzas justas, en vez de resolverlas por las armas. Por eso la entronizaron entre las divinidades, puesto que para ellos era un valor de primer orden. Este nombre ha tenido un gran prestigio no sólo en Grecia, de donde es originario, sino también en todo el mundo.
El nombre de Irene es una exaltación de la Paz auténtica, no la del sometido, sino la del aliado. Llamarse Irene obliga a ser dialogante, comprensiva. Es un nombre que inspira fortaleza y flexibilidad a un tiempo.
Las Irenes celebran su onomástica el 21 de febrero (santa Irene mártir); el 5 de abril (santa Irene de Tesalónica); el 5 de mayo (santa Irene de Bizancio); el 18 de septiembre (santa Irene mártir); y el 20 de octubre (santa Irene de Portugal).