La nueva amiga
Clara Clara se alegró que por fin fuera
sábado.
Su papá
le había dicho que ese día que iba a conocer a una nueva
amiguita.
Cuando
llegaron a la casa de don Miguel, su esposa les abrió la
puerta.
-Hola
Clara, Lucía está esperándote en la sala, tiene muchas ganas de conocerte-, le
dijo la señora con una gran sonrisa.
Clara
también estaba muy impaciente por ver a Lucía, así que corrió al lugar donde le
había dicho la señora que era la sala.
Allí
encontró a una niña sentada en una especie de silla con unas grandes ruedas a
los lados.
-¿Qué es
ese carrito en el que estás sentada?-, preguntó Clara.
-No es
un carrito, es mi silla de ruedas-, respondió Lucía.
-¿Y para
qué sirve?, Clara sentía curiosidad.
-Es que
como no puedo caminar, con la silla de ruedas puedo ir a cualquier parte, le
explicó Lucía.
-¿No
puedes caminar?-, preguntó Clara un poco triste, porque a ella le gustaba mucho
jugar pelota, y quería jugar pelota con Lucía, - ¿y puedes
jugar?
-Claro
que sí, ayer me regalaron un juego de memoria y si quieres podemos jugar -
respondió Lucía muy contenta.
-¡Sí, a
mí me gusta mucho jugar memoria!
Y así,
las dos niñas estuvieron jugando toda la tarde, primero memoria, después armando
un rompecabezas y luego haciendo castillos con trocitos de
madera.
De
regreso a casa, Clara estaba feliz. Ahora tenía una nueva amiga. Y Lucía le
había prometido que la próxima vez, jugarían juntas a las
muñecas.
Tania Hernández
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