Amor, vida mía, todavía estamos juntos,
a pesar de las malas rachas, de vaivenes sin rumbo.
Es tiempo de otoño, amor mío, sí;
de retomar aquello que fue nuestro y dejamos,
por hacer real nuestro sueño de habernos amado.
Ya nuestros hijos han hecho su rumbo,
tal como nosotros hicimos cuando nos conocimos,
tal como ahora hacemos, viajar intensamente juntos.
Tus labios rozan sensiblemente los míos,
cual dos gotas se juntan mezclándose en el infinito;
tus manos todavía continúan tocándome como plumas,
reaccionando yo como si del primer día fuera,
mas nuestros cuerpos se fusionan con energía,
retomando nuevamente ese amor que nos enternece día a día.
Amor, vida mía, siempre amor con letras mayúsculas,
ya no somos niños, no, pero nuestra imaginación perdura,
ya tenemos la claridad de nuestra sinceridad y nuestra cordura,
aunque a veces la perdamos, aunque nuestros cuerpos sean amados,
aunque los días pasen con lluvias, nosotros haremos maravillas;
y ya, cuando algo nos separe por causas que no sean mas que divinas,
tú y yo, permanecemos juntos, tus labios con mis labios,
con ese amor que nos une y nos deja fusionados.
Amor, si ves que algún día no despierto, cariño, tú sigue amando,
con esas manos tan dulces, con esos susurros tan sensibles,
con ese cuerpo que fuego es en mi cuerpo,
con la alegría del amor de otoño y el cariño que sigue guiando,
pues nuestro sueño se habrá siempre realizado,
ése que la sinceridad, la pasión y el amor acompañaron,
ése que nos llevó hasta el último día tu corazón y el mío darnos.
Autora: Rosa Mª Villalta Ballester