Padres separados
Nosotros teníamos un hogar...
Teníamos alegría de vivir...
El futuro nos sonría y renovaba nuestras
esperanzas...
Siempre oía hablar del amor de los padres por
los hijos y sentía una seguridad inmensa
en el mañana...
Con el corazón lleno de afecto, me juzgaba el niño
más feliz del mundo.
Tenía todo lo que una hija puede desear:
padre, madre, cariño, afecto, ternura...
Oía hablar de padres que se separan, que
abandonan los hijos...
Padres vencidos por el amor propio que relegan
los pequeños, a quién deberían amar y
proteger, y se van...
en búsqueda de una felicidad egoísta que
no consigo entender...
Sin embargo, el tiempo pasó...
Los años se doblaron y, un día...
un día, que me gustaría borrar de la memoria,
ellos me comunicaron la triste noticia...
Deseaban ser felices...
Hablaron de incompatibilidad y de ir en
búsqueda de una felicidad que yo pensaba que
habitara en nuestro hogar.
Las lágrimas me embargaron la garganta...
Era como si el suelo se abriera y me
tragasse en un golpe violento...
Mi padre se fue...
Yo lo vi arreglando sus cosas con tristeza en la
mirada, pero no entendí porque él estaba triste
se la decisión fue de los dos.
La mamá no abandonó nuestra casa, pero era
como se lo hubiera hecho.
Pasó a recoger su felicidad individual y yo me
quedé por cuenta propia.
Para las personas yo no fuera abandonado,
pues en las leyes humanas el abandono afectivo
no está catalogado...
Pasé a recoger en los amigos, también
hijos de padres
separados como yo, el consuelo que nunca encontré...
Todos sentíamos un vacío en el alma que nada
podía llenar.
Y todos teníamos algo en común:
la envidia de los niños que tenían padre y
madre juntos.
El futuro nos parece incierto...
Y en el mañana sólo vemos tinieblas...
Es tan triste que no pudiera que haya junto de
nosotros las personas que amamos...
En la escuela aprendí que existe un
Dios y que ese
Dios atiende nuestros pedidos...
En mi desesperación pido a Él ayuda
para continuar
amando mis padres...
Que Dios me dé fuerzas para los perdonar,
a pesar de todas las lágrimas que ya derramé
desde aquel día...
Pido Dios que un día, cuando ellos cansaran
de ser
felices sin mí, vuelvan al hogar nuevamente,
para llenar el grande vacío que la separación dejó...
Y cuando la añoranza de ellos me atormenta pido
Dios para no dejar morir en mí el amor...
A pesar de todo, yo aún creo en el amor...
Y cuando yo crecer, voy a pensar muy antes
de escoger alguien para casar conmigo y tener
hijos, para nunca necesitar dejar el hogar en
búsqueda de una felicidad distante y hacer
sufrir a los que me aman...
Ese fue el tema de la lección de casa de un
garotinho, hijo de padres separados.
Dio a su revelo el siguiente título:
A mis padres separados.
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Quien desea la verdadera felicidad hay que
improvisar la felicidad de los otros.
Realizando la seguridad y el contentamento
de los que nos cercan, construimos nuestra
propia felicidad.
Redacción del Momento Espirisista,
con pensamientos finales cosechados
en la entrada Felicidad, del libro
Diccionario del alma, por Espíritus
diversos, psicografia de Francisco
Cndido Xavier,
ed. Feb.En 20.07.2009.
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